Poder nuclear e influencia en la culturaun estudio desde el punto de vista de la comunicación, la historia y las relaciones internacionales
- llorente aguilera, carlos
- Dolores Rubio García Zuzendaria
- José Carlos Rueda Laffond Zuzendaria
Defentsa unibertsitatea: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 2023(e)ko apirila-(a)k 21
- Juan Francisco Fuentes Aragonés Presidentea
- Margarita Márquez Padorno Idazkaria
- Alfredo Crespo Alcázar Kidea
- Carolina Fernández Kidea
- Sara Núñez de Prado Clavell Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
Pocos hechos a lo largo de la historia han influido de una manera tan decisiva y palpable sobre el complejo entramado que conocemos como cultura, como la noticia de la explosión de una bomba nuclear sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, ofrecida a la opinión pública por los principales periódicos de Estados Unidos el día 7 de agosto de 1945. La fuerza intrínseca de las palabras junto con las imágenes del impresionante hongo nuclear, elevándose primero sobre Hiroshima y tres días después sobre Nagasaki, que poco a poco fueron llegando a la opinión pública, efectuaron un impacto extraordinario en la percepción que hasta ese momento se tenía sobre aspectos fundamentales de la existencia humana y del mundo tal y como se había concebido hasta ese momento. Si el inicio de esa nueva era llevó implícitos cambios estructurales de una diferencia cualitativa apenas sospechada en aquellos momentos en la manera tradicional de entender y llevar a cabo la política y la guerra, la cultura, como manifestación externa de creencias, costumbres y tradiciones y, en definitiva, formas de entender la vida, sufrió igualmente un cambio trascendental como consecuencia de la profunda angustia que a partir de esos momentos experimentó de forma indeleble el ser humano. La causa fundamental de este cambio fue que, por primera vez en la historia, su conciencia despertó al hecho de que todo aquello que formaba su realidad cotidiana podía ser destruido en el transcurso de un fugaz instante, y que para mayor ahondamiento en esta angustia, esto excedía totalmente a su voluntad, ya que la decisión última no dependía de una persona o grupo de personas aupadas eventualmente al poder, sino de la interpretación más o menos acertada que de las intenciones del adversario hiciera cada uno de los bandos emergidos como resultado del fin de la II Guerra Mundial.