El lenguaje no discriminatorio y la traducción entre el chino y el español
- Zhao, Xinwei
- José Portolés Lázaro Directeur/trice
Université de défendre: Universidad Autónoma de Madrid
Fecha de defensa: 23 juin 2014
- María del Pilar Garcés García President
- Luis Eguren Secrétaire
- Shiru Chang Rapporteur
- Consuelo Marco Martínez Rapporteur
- Silvia Murillo Rapporteur
Type: Thèses
Résumé
El objetivo de estudio de la presente tesis es el lenguaje no discriminatorio, también conocido como lenguaje neutro o lenguaje inclusivo. La tesis consta de cinco capítulos. En el primer capítulo, se ha hecho una introducción a los fenómenos de discriminación que existen en la lengua y el movimiento políticamente correcto, cuyo objetivo consiste en luchar contra el lenguaje discriminatorio. Después de hacer una presentación del origen y desarrollo del movimiento, se han señalado las dos teorías lingüísticas en que se basa el lenguaje políticamente correcto (LPC) y los problemas que existen en su fundamento teórico. Tras leer gran cantidad de artículos relacionados con el tema de la ¿corrección política¿, hemos recapitulado las principales críticas que ha recibido el LPC tanto en los Estados Unidos como en España. Después de revisar los diferentes significados que ha tenido el término ¿lenguaje políticamente correcto¿ en sus diversas fases de desarrollo desde su nacimiento y leer muchos artículos sobre el tema, hemos deducido su significado actual en España. La discriminación no solo existe en la acción, sino que también existe en la lengua. A diferencia de las acciones discriminatorias, el lenguaje discriminatorio no puede causar efectos directos o consecuencias notables a las personas discriminadas, como privarles de los derechos que deberían tener o negarles un trabajo o una promoción simplemente por motivo de la raza, la nacionalidad, el sexo, la edad, la orientación sexual, etc. Aun así, no es nada desdeñable la influencia que ejerce el lenguaje discriminatorio en las personas desfavorecidas. El lenguaje tiene poder y cuando se usa para expresar ideas como la negación, el menosprecio, la humillación, etc. sobre los colectivos históricamente discriminados por diversos motivos, el daño que les hace a ellos y a los individuos que los conforman es fuerte y duradero. Les destruye la confianza en sí mismos, aumenta su carga psicológica y a largo plazo incluso puede hacerles cambiar la forma de verse a ellos mismos, es decir, pensarán que son inferiores a los demás, no merecen los derechos de igualdad y perderán la voluntad de cambiar el entorno en que viven. El ataque más conocido contra el lenguaje discriminatorio en la historia es el movimiento de la corrección política que tuvo lugar en EE. UU. en los años sesenta y setenta del siglo pasado, cuyo propósito inicial era mantener la igualdad entre diferentes razas, sexos, culturas y estratos sociales en el contexto multicultural. Una de las reclamaciones del movimiento consistía en corregir las expresiones que incomodaba a los grupos minoritarios y/o desfavorecidos y cambiar los términos discriminatorios, para lo cual el movimiento ha inventado muchos términos y expresiones nuevos, lo que dio lugar al lenguaje políticamente correcto. Por ejemplo, se ha creado, para mostrar respeto a la raza negra, el término Afro-American para sustituir a la palabra inglesa nigger, que tiene sentido despectivo. La creación de este lenguaje se basa en dos teorías lingüísticas. La primera es la Teoría de los actos de habla de Austin. Los promotores del LPC creen que, ya que la lengua equivale a la acción, humillar a otros con la lengua es tan censurable como humillar a otros con la acción, por lo que hay que corregir los términos y expresiones discriminatorios; la segunda es la Hipótesis de Sapir-Whorf, que sostiene que la lengua puede influir e incluso determinar nuestro pensamiento. Basándose en esta teoría, los promotores del LPC creen que evitar el lenguaje discriminatorio puede eliminar la discriminación. El movimiento de la corrección política ha causado mucho impacto en los EE. UU. y el LPC sigue teniendo mucha presencia en el país norteamericano hoy en día. La corriente incluso ha llegado a Europa. En España, mucha gente tiene la conciencia de utilizar el LPC cuando hablan en público o ante personas desfavorecidas. No obstante, el LPC ha recibido cuestionamientos y críticas provenientes de diversas partes tanto en EE. UU. como en España. ¿La lengua de verdad es equivalente a la acción? ¿Evitar el uso del lenguaje discriminatorio puede eliminar la discriminación? ¿El entorno en que viven las personas desfavorecidas ha mejorado debido a este movimiento? ¿Están los políticos aprovechándose del LPC para expresar su respeto a los grupos vulnerables y encubrir la verdad desagradable mientras en realidad no están haciendo esfuerzos por cambiar su situación? ¿El uso del LPC supone una violación al derecho de libertad de expresión? Los expertos en la lengua también han expresado sus opiniones. Señalan que entre los términos y expresiones creados en el movimiento de la corrección política, algunos sobrepasan los límites justos al intentar corregir los términos comúnmente utilizados y producen rechazo entre la población; algunos son demasiado complicados, por lo que no tienen buena aceptación entre los hablantes; algunos dan lugar a confusiones y obstaculizan la comprensión; otros incluso violan las reglas gramaticales y atentan contra la genuidad de la lengua, por ejemplo, al hablar en público, muchos hispanohablantes, para mostrar su respeto a las mujeres, siempre dicen explícitamente el género masculino y femenino cada vez que el referente incluye los dos sexos y hacen caso omiso a la regla gramatical de que en español un sustantivo o pronombre masculino puede englobar a los dos sexos. A veces, la duplicación de género se repite tanto que llega a dificultar la comprensión de los oyentes. El abuso del LPC ha inspirado repugnancia en mucha gente. Tanto en el país norteamericano como en España, han aparecido muchos términos y expresiones que satirizan el LPC. Por ejemplo, decir horizontalmente desarrollado en vez de gordo, decir ingeniera doméstica en vez de ama de casa, etc. Estos términos burlescos y las críticas a la ¿corrección política¿ que se ven por doquier demuestran que la expresión LPC se ha convertido en un término peyorativo en España. La gente cree que el LPC simplemente sirve para embellecer la desagradable realidad. El segundo capítulo de la tesis aclara, primero, la relación entre el lenguaje discriminatorio y el LPC, y comprueba con dos teorías lingüísticas que el uso del lenguaje no discriminatorio es necesario. Primero se ha hecho un repaso de los términos y expresiones que se consideran ¿políticamente correctos¿ en España y se ha descubierto que estos pertenecen principalmente a seis campos semánticos, a saber: los incidentes violentos, la discrepancia política, la recesión económica, el embellecimiento de algunas profesiones, los grupos vulnerables y la igualdad de género. Hemos notado que los términos políticamente correctos que se usan en los tres primeros campos semánticos sí tienen la función de ocultar la realidad, pero los términos políticamente correctos utilizados en los últimos tres campos semánticos se ajustan a nuestra comprensión del lenguaje no discriminatorio, es decir, un lenguaje que tiene como objetivo no herir sensibilidades de algunos grupos e individuos y expresar el respeto hacia ellos, lo cual es también el propósito inicial de la creación del LPC, solo que tras décadas de uso y desgaste, LPC se ha convertido en un término ¿non grato¿. ¿Entonces es necesario emplear el lenguaje no discriminatorio? ¿Es verdad que, como creen algunos, evitar discriminar a los grupos desfavorecidos en la lengua no puede hacer nada para mejorar su entorno de vida? Para contestar estas preguntas, nos hemos valido de la Teoría de argumentación en la lengua, planteada por Anscombre y Ducrot. El contenido de la teoría, en términos sencillos, consiste en que, cuando hablamos de la misma realidad, si escogemos diferentes formas para expresarlo, la reacción del receptor del mensaje también es diferente. Aplicamos la teoría en el lenguaje discriminatorio y tras comparar muchos pares de oraciones que hablan de los grupos vulnerables, hemos descubierto que la teoría sigue siendo válida. En otras palabras, cuando escogemos un término discriminatorio, la conclusión a la que llegan los receptores del mensaje tiende a ser desfavorable para las personas discriminadas y cuando optamos por un término lo más inclusivo posible para comunicar el mismo hecho, las conclusiones a las que llegan tienden a ser más favorables, o por lo menos, neutros, lo cual no va a aumentar el prejuicio de la gente sobre ellos. Emplear el lenguaje no discriminatorio puede, por una parte, evitar herir los sentimientos de las personas desfavorecidas y por otra, evitar que la gente, al escuchar los términos discriminatorios, relacione inmediatamente los grupos desfavorecidos con las asociaciones negativas. Después, se ha utilizado la Teoría de prototipos y del nivel básico para estudiar si es necesario emplear el lenguaje no sexista. En realidad, este lenguaje implica muchos aspectos del español (el léxico, el pragmático, etc.), pero la parte relacionada con la morfología y el sintaxis (evitar usar el valor genérico del género masculino) se ha convertido en su seña de identidad. Ha surgido mucha discrepancia entre los especialistas en la lengua española en lo que se refiere a la necesidad de evitar el uso del valor genérico del género masculino. Algunos opinan que no es necesario hacerlo, porque según la gramática española, el género masculino puede referirse al sexo masculino y también a los dos sexos; otros, en cambio, afirman que es necesario evitarlo, ya que en muchos contextos, no está muy claro si las mujeres están incluidas o no, lo que contribuye a la invisibilización e incluso ¿olvido¿ de las mujeres. Hemos explicado con la Teoría de prototipos y del nivel básico que, debido a la influencia de la sociedad patriarcal, que ha durado miles de años, en la cognición de la gente, el hombre es el miembro prototípico de la categoría ¿seres humanos¿ y no la mujer, por eso cuando se lee o se oye un sustantivo o pronombre masculino, se tiende a pensar primero o solo en el sexo varón, lo cual no es favorable para las mujeres. Por eso creemos que es necesario evitar usar el valor genérico del género masculino. Sobre si se debe evitar su uso de manera incondicional y sin distinción del contexto, se ha hablado en el tercer capítulo. El objeto de estudio del tercer capítulo es el lenguaje sexista. Hemos separado este tipo de lenguaje discriminatorio de otros por varios motivos: en primer lugar, las mujeres ocupan aproximadamente la mitad de la población mundial y sobrepasa en número a otros grupos minoritarios. Además, los otros grupos desfavorecidos solo son discriminados en determinadas circunstancias. Por ejemplo, los homosexuales no sufren la discriminación en todos los países ni en todas las épocas; las personas mayores solo son discriminadas en determinadas culturas y después de entrar en la vejez; las personas que pertenecen a determinadas razas solo son víctimas de la discriminación cuando se encuentran fuera de su patria o de su raza y las personas discapacidas y enfermas tampoco son discriminadas cuando eran sanas. Pero el grupo de las mujeres es diferente, puesto que todas ellas, independientemente de la edad, la posición social, la raza, el estado de salud y de otras características inherentes o adquiridas, siempre que viven en una sociedad patriarcal, sufren la discriminación en diferentes grados. En segundo lugar, en España, el lenguaje no sexista es el lenguaje no discriminatorio más estudiado y, al mismo tiempo, el más polémico y el que más resistencia ha experimentado. Parece que para los otros grupos desfavorecidos es más fácil ganar la simpatía de la sociedad y optar por un lenguaje más neutro e inclusivo al hablar de ellos tiene más fácil aceptación. Por el contrario, emplear un lenguaje no sexista es considerado por muchos, entre ellos muchas mujeres y especialistas en la lengua, como un acto superfluo, incluso como un capricho de los feministas. Aun entre los lingüistas que creen en la necesidad de usar el lenguaje no sexista, existen muchas discrepancias en muchas cuestiones concretas. En tercer lugar, se ha dedicado un capítulo independiente al lenguaje sexista porque este lenguaje, además de tener las mismas manifestaciones y características que el lenguaje discriminatorio aplicado a otros grupos desfavorecidos, tiene sus propias características: se manifiesta también en la gramática española. Por último, las formas de evitar el lenguaje sexista también son diferentes a las formas de evitar el lenguaje discriminatorio aplicado a otros grupos minoritarios. Por estos cuatro motivos, hemos dedicado al lenguaje sexista un capítulo separado. El contenido de este capítulo se divide en tres partes, que estudian respectivamente el lenguaje discriminatorio en chino, el lenguaje discriminatorio en español y la traducción de documentos oficiales desde la perspectiva de género. En la primera parte, se ha estudiado el trasfondo socio-cultural en que se ha gestado el sexismo lingüístico en español, luego se revisaron las manifestaciones sexistas concretas en la morfología, el sintaxis, el léxico y la pragmática del español. Después se han expuesto las propuestas antisexistas que han aparecido en las últimas décadas en España y se ha reflexionado sobre su racionalidad y sus problemas. Tras analizar las opiniones de diversos lingüistas y reflexionar desde el punto de vista lingüístico, se ha señalado cuáles son las propuestas que nos parecen razonables, cuáles son las que deben usarse en determinadas circunstancias y cuáles son las que nos parecen irracionales. Por último, hemos señalado los logros en el lenguaje no sexista gracias a los esfuerzos de los feministas y estudiosos del tema. En la parte de investigación que corresponde al sexismo lingüístico en chino, se ha empleado la misma metodología. Primero se ha hecho una introducción del trasfondo histórico-cultural del sexismo en China, después se han revisado las manifestaciones sexistas en la morfología, el léxico y la pragmática del idioma chino. También hemos introducido los intentos de cambiar los caracteres con radical de mujer a partir del Movimiento Cuatro de Mayo. Nos hemos dado cuenta de que en la lengua china apenas existen propuestas antisexistas sistemáticas como las que existen en español. Tras analizar las características y las diferentes manifestaciones sexistas en los dos idiomas, hemos intentado explicar los motivos de la asimetría en las propuestas en las dos lenguas. Al final de esta parte, se han señalado los avances en el lenguaje no sexista en chino. En la última parte de este capítulo, se ha aclarado, en primer lugar, la importancia de traducir los documentos oficiales chinos al español con un lenguaje no sexista y se han establecido los principios que deberían observar los traductores cuando traducen con el lenguaje no sexista. Después de analizar desde la perspectiva de género documentos oficiales elaborados en español y documentos chinos traducidos al español, hemos descubierto los problemas que existen en la traducción, a base de los cuales, hemos intentado dar unas sugerencias a los traductores. En el cuarto capítulo se ha investigado el lenguaje discriminatorio que involucra otros grupos desfavorecidos. Ante todo se han introducido las posiciones sociales en España y en China de cuatro grupos, que son: el grupo LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales), las personas mayores, los inmigrantes o personas de determinadas razas y las personas con algún tipo de discapacidad o enfermedad. Se han expuesto los usos discriminatorios aplicados a estos colectivos y los usos que tratan de ser más igualitarios que han aparecido en las últimas décadas y hemos notado que muchos usos discriminatorios de la lengua son comunes a estos grupos y los hemos clasificado en ocho tipos, por ejemplo, mencionar las características discriminadas (la orientación sexual, la nacionalidad, la raza, etc.) del sujeto de un suceso desagradable cuando esta información no es relevante o fomentar el estereotipo de la gente relacionando, consciente o inconscientemente, los grupos desfavorecidos con palabras que despiertan asociaciones negativas (crimen, debilidad, ilegalidad, etc.) cuando este relacionamiento no es necesario. Después se ha reiterado la necesidad e importancia de utilizar un lenguaje lo más neutro posible cuando se traducen discursos que implican estos grupos. Hemos reflexionado sobre las dificultades que pueden existir en la traducción y las formas de superarlas. Creemos que las dificultades que surgen en la traducción de discurso de este tipo se deben principalmente a las diferencias culturales, por lo que cuando más parecida es la situación de algún grupo desfavorecido en los dos países, menos dificultades aparecerán en la traducción y viceversa. Hemos notado que la situación en que viven el colectivo LGBT y las personas con discapacidad es relativamente similar, por lo que no existen muchas dificultades en la traducción. En cambio, la percepción que se tiene de los inmigrantes, extranjeros y las personas mayores es bastante diferente en los dos países, por lo que hay más dificultades que superar en la traducción. El último capítulo señala que si se quiere cambiar la situación actual de que a los traductores les falta generalmente la conciencia de emplear un lenguaje lo más inclusivo posible en la traducción, hay que realizar cambios en la enseñanza para que los futuros traductores tengan esta conciencia. Hemos diseñado unas unidades didácticas como complemento del currículo de enseñanza actualmente vigente en China. Estas tienen el objetivo de enseñar a los alumnos la necesidad de utilizar el lenguaje no discriminatorio en la traducción y las maneras de hacerlo. También hemos elaborado dos listas de términos no discriminatorios que pueden servir como un instrumento de consulta para los que realicen traducciones entre el chino y el español.