Clara Peeters, Fede Galicia, Francisco Zurbarán y Juan Sánchez Cotánla vida inmovil, o por qué pintar comida
Editorial: Madrid : Eneida, 2014
ISBN: 978-84-15458-64-7
Año de publicación: 2014
Tipo: Libro
Resumen
Los elementos naturales comportan, aislados de su origen -la tierra, la vida que late en ellos-, e insertados en la cultura, en la vida humana, un rasgo a medio camino entre la celebración de la vida y su desaparición, entre el mantenimiento de ésta y la melancolía de su inexorable fugacidad. Los alimentos, objetos naturales desprendidos de su esencia y transformados en simples medios de la sobrevivencia humana, han sido objeto de representación en todas las épocas. Los niños y niñas se encuentran alejados de estas representaciones, pero ligados a su contenido. Nos parecía interesante que niñas y niños se detuvieran a observar, por un lado, el objeto "alimento", el objeto "comida", con todo lo que ello signifi ca: abundancia, carencia, períodos de la humanidad de hambruna, lugares del mundo de sobreabundancia y de inanición a un mismo tiempo, responsabilidad social sobre ese mal reparto; importancia de la comida en nuestro desarrollo como humanos, en la vida social, la comida como vínculo social..., son temas que deben estar presentes en la formación y refl exión de niñas y niños en todas las etapas educativas. También, por otro lado, la fruta, la hortaliza, como parte de la naturaleza, nos parece un objeto físico y estético digno de contemplación lenta: estudiar su crecimiento, el porqué de sus colores, formas, desarrollo, abre a niños y niñas el estudio de la naturaleza en general y de las estructuras orgánicas en particular, y permite relacionarlas con aspectos como la simetría, cortes transversales y longitudinales, y demás aspectos formales. Asimismo, el estudio de cómo los y las artistas han plasmado la comida nos hace preguntarnos cómo la plasmaríamos nosotros hoy, qué relación tenemos con cada objeto comida y de qué manera empatizamos con esos modos. Como veremos, los modos de Zurbarán o Sánchez Cotán son muy diversos de los de, por ejemplo, Clara Peeters. Reflexionar por qué nos atrae uno u otro modo de representación nos lleva a pensar no sólo en nuestra relación con los fines de esa representación, sino en cómo nos gustaría refl ejar esa imagen a los demás.