El Pensamiento Astorganohistoria de un periódico local y familiar del siglo XX

  1. Gonzalez Rubio, Magin
Dirigida por:
  1. Felipe Maraña Marcos Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 14 de julio de 2021

Tribunal:
  1. Francisco Javier Davara Rodríguez Presidente
  2. Jesús Miguel Flores Vivar Secretario
  3. José María Peredo Pombo Vocal
  4. Juan Luis Manfredi Sánchez Vocal
  5. Almudena García Manso Vocal
Departamento:
  1. Relaciones Internacionales e Historia Global

Tipo: Tesis

Resumen

La historia del periodismo local en la España del siglo XIX está cargada de grandes sobresaltos y singulares acontecimientos. Nada será en balde y mucho menos en pequeñas ciudades como Astorga. La Guerra de la Independencia significó un punto de inflexión del que no fue ajena la iglesia asturicense, la capitalidad de su diócesis, siempre fuente de privilegios. El primer periódico de la provincia leonesa solo podía nacer en Astorga. Desde 1854 la historia de la prensa escrita no debería olvidarse de lo que puede aquí considerarse privilegiadas excepciones. El Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Astorga abre la puerta a hojas volanderas y publicaciones escritas capaces de adelantarse a la llegada del ferrocarril o del telégrafo. Es la introducción, lo que marca la diferencia. El Pensamiento Astorgano es el resultado de una desmedida necesidad de contar y compartir ideales e historias. La gran crisis del 98 dejó a los mejores astorganos más cerca de influir en decisiones capitales. Uno de ellos, el ministro Pío Gullón puso su impronta en la ley de prensa mas liberal después de pasar por Gobernación. Dimitió sin poder parar la guerra contra los Estados Unidos y antes de firmar la paz de Paris, cuando era ministro de estado. Los primeros años del siglo XX en Astorga son años de tinta y letras. No será El Pensamiento el primero en llegar pero si el último en hacerse a un lado. La necesidad hizo virtud en Astorga, singular paraíso amurallado con una bimilenaria existencia de vidas e historias. Una veintena de publicaciones y hasta media docena de imprentas avalan un pasado singular que bien merece una serena reflexión que ayude a plantear soluciones de futuro. El objetivo es convertir La historia de un periódico local y familiar del siglo XX, la historia de El Pensamiento Astorgano, en una forma de reivindicar y rendir homenaje a un periodismo de proximidad que no deberíamos dejar morir sin antes aprovechar todas sus enseñanzas. La ideología conservadora, la auto proclamada censura eclesiástica, el desinterés económico y comercial de la empresa son signos capitales de una forma de entender una profesión altruista a la que compensa con creces la supuesta influencia. Vivir el final de la monarquía entregada a la dictadura de Primo de Rivera, contar desde la trinchera la proclamación de la II Republica, recibir con esperanza el llamado Alzamiento Nacional, transitar por el franquismo con una confesada ilusión de llegar a contar la restauración borbónica y recibir con alegría la transición democrática es tarea difícil de olvidar en las páginas de un periódico que siempre proclamó su fe católica y su astorganismo a prueba de tormentas. El resultado salta a la vista. Aquí queda escrita la historia de un periódico. Y con ella, también, la historia de una familia. Periodistas que no salieron de Astorga, renunciando voluntariamente a oportunidades. Vivieron para su periódico. Le dedicaron su vida y su existencia. Sin esconderse, sin hacerse ricos. Se obligaron al pluriempleo. Fueron felices y consiguieron contar la historia de una ciudad antes de que fuese Historia. Hicieron periodismo pero provocan como herencia aterradoras conclusiones. El Pensamiento Astorgano es la mejor demostración del peligro que acecha. Su despedida, su ausencia, ha dejado huérfanos y desinformados a cientos de lectores. Los embaucadores, los oportunistas, saben llegado su momento. Astorga sufre las consecuencias. Se muere un poco más cada día. Extraña y necesita de "el papel". Aguanta en silencio, sin dejar todavía de sonar las campanas.