La felicidad más allá del bien y del malHannibal Lecter, héroe nietzscheano

  1. Hernández Iglesias, Melissa
Dirigida por:
  1. Tomás Domingo Moratalla Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 26 de abril de 2021

Tribunal:
  1. Pablo López Álvarez Presidente
  2. Blanca Rodríguez López Secretaria
  3. Francisco Arenas-Dolz Vocal
  4. Fernando Infante del Rosal Vocal
  5. Sonia Ester Rodríguez García Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La hipótesis que se plantea en este trabajo es que la felicidad, estudiada en el contexto de la filosofía de Friedrich Nietzsche, está más allá del bien y del mal. Estos términos, por lo tanto, tienen que ser comprendidos tal y como lo hace el filósofo alemán en El Anticristo, fuera de connotaciones morales, por lo que ser feliz va a depender de la potencia de la voluntad de poder y la autonomía de cada individuo, es decir, la capacidad para enfrentarnos a las dificultades y superar las resistencias que, sin duda, la vida nos irá lanzando al campo de batalla. El sentimiento que se logra después de ello es lo que Nietzsche denomina `felicidad¿. Para encarnar esta propuesta de felicidad, he escogido darle forma a través del personaje de Hannibal Lecter, protagonista de la serie de televisión Hannibal. Esta unión nos habla de la pertinencia del uso de narraciones cinematográficas, en concreto, las series de televisión para el estudio y la realización del ejercicio filosófico. Este personaje de ficción, comúnmente conocido como Hannibal the cannibal, nos regala los elementos necesarios para hacer una comparativa con el Übermensch; encarna la inmensa mayoría de los requisitos, características y atributos que Nietzsche atribuye al superhombre, así como una guía moral completamente deconstruida respecto a la moral cristiana tradicional. Esta es la razón por la que se va a defender en estas páginas que no es posible el abordaje de la filosofía nietzscheana sin tener en mente a Hannibal, del mismo modo en que no es posible acercarnos a este personaje sin ser conocedores del pensamiento nietzscheano. Son dos elementos, dos seres, que se retroalimentan necesariamente. La felicidad es un sentimiento que deviene cuando el poder crece y superamos resistencias. Ese poder se manifiesta en los actos que llevamos a cabo pues, como el propio Nietzsche afirma, la felicidad no es quietud, sino guerra, es decir, lucha, despliegue de voluntad de poder, desarrollo de lo más excelso de uno mismo, lo que nos permite aferrarnos a la vida y, por supuesto, amar su parte más trágica al ser conscientes de la finitud y el constante devenir del mundo. No es posible llevar a cabo este cometido sin introducir en la ecuación la autonomía. Después de realizar una investigación tanto en la filosofía de Nietzsche como en la serie Hannibal, y después de haber marcado el contraste con la autonomía situada bajo el prisma kantiano, concluí que la autonomía nietzscheana es la que concibe Hannibal como la única posible y la que nos permite alcanzar la anhelada felicidad. La voluntad de poder, de desplegarse ha de ser de forma autónoma, pues aquello que hace que la potencia crezca necesita de los elementos anteriores, si no es así estaríamos contaminándonos con los pretextos ajenos que enturbian y limitan los deseos de la voluntad. Hannibal Lecter es un hombre feliz, no cabe duda, porque no pone límites a los dominios de su poder, al ejercicio de sus actos basados en la autonomía de la que estamos hablando, habiendo pasado por el filtro del olvido de imposiciones morales de sus contemporáneos y siendo fiel a su propio ser. El bien y el mal se entremezclan y pierden el común de sus sentidos cuando hablamos de la búsqueda de la felicidad para Nietzsche y Hannibal. Lo bueno es lo que nos empuja al incremento de la voluntad de poder, lo malo lo que hace que disminuya, y la felicidad es el resultado del ejercicio, la praxis, la guerra, de la autonomía contra el resto del mundo, lo que nos proporciona el verdadero sentimiento de poder. Por todo lo anterior, Hannibal Lecter es el Übermensch presentado en la filosofía de Nietzsche. Una figura que, aunque ficticia, tiene un rostro, un cuerpo determinados y nos cuenta una historia que, por qué no, podría ser la nuestra.