Political activism in North American performative poetryFrom Walt Whitman to Allen Ginsberg

  1. Ortiz Barroso, Elisa
Dirigida por:
  1. Eusebio de Lorenzo Gómez Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 22 de octubre de 2021

Tribunal:
  1. Isabel Durán Giménez-Rico Presidenta
  2. Carmen Méndez García Secretaria
  3. Cristina Alsina Rísquez Vocal
  4. Rodrigo Andrés Vocal
  5. Eulalia Piñero Gil Vocal
Departamento:
  1. Estudios Ingleses: Lingüística y Literatura

Tipo: Tesis

Resumen

Este estudio parte de la común asociación de los poetas estadounidenses Walt Whitman y Allen Ginsberg, ambos defensores de una poesía oral como vía de activismo político. Ante dos escenarios históricos de tensión (Guerra Civil, McCarthismo, Guerra de Vietnam), estos autores encontraron en su escritura una forma alternativa de lucha por la emancipación del ciudadano. Los dos cimientan sus ideas en una concepción romántica del lenguaje, definida por Jacques Derrida como pneumológica y fonocentrista: es en el habla, en el lenguaje oral, donde se encuentra el verdadero significado de lo dicho, la rigurosa expresión del individuo. Es pues en la poesía donde encuentran ese código puro de comunicación, frente a la corrupta logocracia del Estado. Así, en el marco de una trayectoria política en la cual la nación se crea con un acto de habla (la Declaración de Independencia), Whitman y Ginsberg se proponen desde el acto performativo inaugurar al poeta estadounidense, encargado de inaugurar una nación y un estado alternativos. Se toma como marco teórico de partida entonces no sólo la figura del poeta romántico según se desarrolla en Inglaterra y posteriormente en EE.UU., sino también las fuentes nacionales que influyen en la postura de los dos poetas. El primer capítulo explica qué modelos de escritor se desarrollan en el siglo XIX, así como el rol de la poesía dentro de una nación joven como la de EE.UU. Al mismo tiempo, se explora la naturaleza lingüística de dicha nación, y su consecuente influencia en la concepción de literatura. El segundo capítulo es una exposición, en ese marco lingüístico, de los programas culturales que los dos poetas desarrollan a lo largo de su vida, mientras que el siguiente capítulo analiza las implicaciones metafísicas que dichas ideas tienen. Así pues, el cuarto capítulo aborda las obras poéticas de ambos autores, teniendo en cuenta su componente autobiográfico, y evaluando los textos a la luz de las ideas previamente desarrolladas. Por ello, la bibliografía consultada abarca desde la filosofía del lenguaje del siglo XX hasta los propios textos de Whitman y Ginsberg que acompañan a sus poemas, tales como diarios o cartas. Mientras que la hipótesis inicial era que (en comparación) las poéticas de los dos poetas se revelarían muy similares, a lo largo de esta disertación se demuestra que cada uno desarrolla su performatividad de maneras diferentes. Si inicialmente ambos coinciden en la reivindicación del lenguaje oral y común como material poético, su entendimiento de la problemática en torno al lenguaje escrito y la presencia del autor (o ¿yo¿) difiere. A lo largo de las páginas de este estudio, la autora analiza todos los aspectos relacionados con este conflicto. El poeta romántico aparece finalmente no como una prístina expresión del yo, sino como resultado de un detallado trabajo lingüístico en el que la teoría de los Actos de Habla de J. L. Austin, así como diferentes ideas traídas de la obra de Jacques Derrida, arrojan luz sobre los mecanismos lingüísticos que permiten dicha articulación. En la poesía de Whitman la presencia del escritor se forja en una marcada ausencia, apoyada en el discurso oral, pero también en el uso de deícticos que genera un espacio de encuentro incorpóreo en el propio libro que sostiene el lector. En los textos de Ginsberg, el proceso de escritura adquiere mayor notoriedad, dado que el largo verso que se inspira en Whitman, no sólo tiene que ver con el aspecto corporal (y oral) de la poesía, sino también con la dimensión mental que tanto preocupa al poeta Beat, y que le lleva a construir un mantra con su lengua nativa. Ambos desafían entonces la concepción de literatura como artefacto cerrado y estable, pero difieren en la temporalidad que el suceso literario genera: para Whitman se trata de una atemporalidad que pone en contacto a lectores y autor; para Ginsberg, el texto es una intervención histórica que necesita de una contextualización determinada para su total comprensión.