Estado nutricional, estilo de vida y resistencia a la insulina en escolares españoles

Resumen

La resistencia a la insulina (RI) es una manifestación común de la obesidad que puede derivar en diabetes tipo 2. Es prioritario identificar en etapas tempranas de la vida los factores que se asocian a una menor incidencia enfermedades en la etapa adulta, y sobre los que se puedan desarrollar intervenciones eficaces que mejoren la salud futura. En relación a la RI, la mayoría de los estudios que han analizado la asociación entre RI y factores modificables se han realizado en población adulta, y en ocasiones los resultados no son concluyentes. El objetivo principal de este trabajo es estudiar la situación nutricional de un colectivo de escolares españoles con y sin RI, y analizar si existen diferencias en la dieta, estilo de vida y situación nutricional en ambos grupos. Se realizó un estudio observacional transversal que incluyó una muestra de escolares de 8 a 13 años de cinco provincias españolas. Se recogieron datos socio-sanitarios, antropométricos, de actividad física, hematológicos y bioquímicos en el colegio por investigadores capacitados. Para evaluar la calidad de la dieta se utilizó un registro de 3 días, con el cual mediante el programa DIAL se calculó el consumo de alimentos, la ingesta de energía, macronutrientes, micronutrientes y la puntuación de distintos índices de calidad de la dieta. Se utilizó un cuestionario de actividades de 24 horas para conocer el comportamiento sedentario, la práctica de actividad física y la duración del sueño. A través de la glucosa e insulina basal sérica se calculó el modelo de evaluación de la homeostasis de la resistencia a la insulina (HOMA-IR), y para definir la RI se usó el punto de corte de 3,16. Los resultados obtenidos han permitido establecer que la prevalencia de RI fue 5,5 por ciento, siendo mayor significativamente en niñas que en niños (7,4 por ciento frente a 3,5 por ciento). Hay más escolares con RI que tienen una ingesta insuficiente de ácido pantoténico, vitamina C, potasio, calcio y zinc que escolares sin RI. Estar en el tertil 3 del Healthy Eating Index (HEI-2015) se asoció con menor riesgo de RI (odds ratio (OR) (Intervalo de confianza al 95 por ciento (IC): 0,40 (0,17¿0,95)). En las niñas, tener una puntuación HEI-2015 por encima del percentil 33 se asoció con un menor riesgo de RI. Los escolares en el tertil 3 del BQI tenían una mejor calidad de la dieta. En los niños, estar en el tertil 3 del BQI se asoció con un menor riesgo de RI (OR (IC): 0,11 (0,02-0,70)). El cumplimiento de las recomendaciones de actividad física o de tiempo frente a la pantalla, o una mayor adherencia a las pautas de movimiento de 24 horas se asoció con valores más bajos de glucosa en ayunas, insulina en ayunas y HOMA-IR. Una baja adherencia a las pautas de movimiento de 24 h se asoció con un mayor riesgo de RI (OR (IC): 2,15 (1,09-4,25)), especialmente en las niñas. Se encontró asociación entre leucocitos y valores de cociente neutrófilos-linfocitos (NLR) mayores o iguales al percentil 75 y RI en el total de la muestra y en niños (OR (IC): 2,91 (1,33-6,38) y 2,66 (1,19-5,97), respectivamente). Los escolares con RI tenían valores superiores de triglicéridos sanguíneos y menores de HDL-c. Valores elevados de vitamina B1, folatos, vitamina C, hierro o zinc en sangre se relaciona con menores valores de HOMA-IR. En conclusión, existe un porcentaje destacable de escolares con RI, siendo mayor en las niñas y aumentando con la edad y el exceso de peso. Una mejor calidad de la dieta medida a través del HEI-2015, un desayuno de calidad que incluya productos lácteos, fruta entera y cereales (especialmente integrales) y una mayor adherencia a las pautas de estilo de vida recomendadas (especialmente cuando se combinan más de una) están inversamente asociada a la RI. A parte, los escolares con RI tienen mayor dislipemia e inflamación.